Capítulo 3 - Arrastrada ahcia el altar - Catherine Brook

Capítulo 3.

Estaba pálida, no le cabía duda de ello. Toda la excitación que había sentido en esos momentos desapareció tan rápido como llegó. No veía a nadie, tenía los ojos cerrados deseando que todo fuera un error. Sentía que estaba como en una especie de trance, una pesadilla de la que deseaba pronto despertar, pero en el fondo sabía que todo era real y un presentimiento le decía que ya su vida no sería la misma.




Se agarró del barandal para sostenerse pues tenía la certeza de que su cuerpo no la sostendría, podría jurar que estaba a punto de desmayarse en ese momento. ¡Ella nunca se desmayaba! No era una de esas mujeres débiles que perdían sentido por todo, pero por Dios que deseaba desmayarse en ese momento para no ser consciente de lo que sucedería a continuación, para despertar luego con la ilusión de que todo fue un sueño y de que nada de esto había sucedido. ¿Pero que la había impulsado a actuar de esa manera? ¿Cómo había perdido la razón en menos de cinco minutos? Y ¿Por qué rayos no le había hecho caso a su consciencia cuando le advirtió que estaba haciendo mal?. En ese preciso instante se arrepintió de no haber sacado el arma.

Obligándose a enfrentar la realidad que tarde o temprano tendría que afrontar, abrió los ojos. Tal y como esperaba, todas las miradas estaba puestas en ella pero ella no se atrevía a ver a nadie a los ojos ya que sabía lo que encontraría, reprobación, lástima por su moral arruinada, y probable felicidad en la cara de su hermano por lo que esa situación podría desencadenar. Ella sabía muy bien que desencadenaría y no quería ni pensar en ello, pues de hacerlo si perdería el sentido.

Percibió vagamente que Claire y su esposo se hacían paso ente la multitud hasta llegar al frente. Creyó percibir que Claire hacía una mueca de tristeza y murmuraba algo que parecía un "¡Oh Kate! Y observó que Lord Blaiford parecía estar conteniendo la risa. ¡La risa! ¡El condenado se atrevía a reírse en un momento como ese! Recordó mentalmente agradecerle Claire el codazo que le dio posteriormente a Brandon para que guardara la compostura, aunque dudaba poder salir del Shock en varios días.

La gente se estaba dispersando al parecer por órdenes de los anfitriones. No deseaba ni mirar a su lado para ver que tal se lo había tomado Lord Lansdow pues algo le decía que seguía con el mismo semblante de siempre, pero aún así volteó, y tan dicho como tan hecho, estaba igual de serio que de costumbre, como si no hubiese pasado absolutamente nada ¿Cómo podía estar tan tranquilo cuando ella en cambio estaba a punto de perder el sentido? ¿Es que no se daba cuenta de lo grave de la situación?. Claro, él era hombre, la sociedad siempre es mas benevolente con los hombre, pero con ella ¿Qué sucedería con ella? No quería ni pensarlo.

La gente ya se había ido pero ella seguía sin poder soltarse del barandal. En la terraza solo quedaban Claire, Brandon, su hermano y... ¡Su madre! Oh por dios ya nada podía ponerse peor.

No pasaron muchos segundos después de que la gente se dispersara para que su hermano y su madre adoptaran el papel de parientes ofendidos y empezaran a atacarlos con recriminaciones.

—¡¿Pero cómo es posible que esto sucediera?! — exclamó dramáticamente su madre abanicándose con fuerza.

—Que decepción Katherine—dijo su hermano—y usted Lord Lasndow como es posible..

—¡Ya basta! — gritó Katherine, lo menos que necesitaba en esos momentos era una discusión.

Definitivamente no se sentía bien. El cansancio acumulado durante toda la noche, mas lo sucedido en ese momento, sumado a lo que eso podría afectar en su futuro hicieron mella en ella quién no aguantó mas y se desvaneció ante la mirada atónita de los presentes.

*********

Un olor extremadamente fuerte la hizo volver en sí.

—Kate— dijo la voz suave de Claire— ¿Estas bien?

Kate abrió los ojos. Se dio cuenta que el olor era provocado por unas sales que sostenía en frente de su nariz alguien a quién reconoció como Lady Warwick.

Lady Warwick era la tía de Claire, y fue el única apoyo de la muchacha durante los años de adolescencia, incluso vivió con ella un tiempo después de que se caso, pero ahora vivía sola en Londres desde hace dos meses. Kate la conocía desde que llegó a vivir en la casa de campo de los Lethood, que era vecina de la suya, y se llevaba muy bien con la mujer a la que además quería mucho.

Se incorporó suavemente en la silla donde al parecer la habían sentado, y comprobó que no le dolía nada por lo que alguien debió sostenerla antes de que cayera al suelo.

Miró a su alrededor y notó con nostalgia que todos la observaban. Al parecer había sido demasiado pensar que todo había sido un mal sueño y que nada había ocurrido, pues la cara de las personas que tenía en frente le recordaba la realidad.

No deseaba ni mirar hacia donde estaba Robert pues estaba segura moriría de vergüenza, así que se giró hacia donde se encontraba su madre que la miraba con una cara de reproche peor de que tenía hace un rato, sin embargo no llegaba a entender...Se dejó caer en la silla nuevamente cuando se le vino a la cabeza lo que seguro pensaba su madre. Se había desmayado, y considerando lo que acababa de suceder eso solo podía significar para ellos una cosa. ¡Lo que le faltaba! La cereza del pastel sería que la creyeran embarazada, si así era las cosas se complicarían, y por el semblante sombrío de su hermano y su madre Kate supo que nadie los convencería de lo contrario, o tal vez no querían convencerse pues a situación les convendría. No quería ni imaginar que futuro le esperaba.

Se levantó de la silla y se dirigió hacia sus familiares.

—Quiero irme a casa.

Se dirigió a las escaleras que conectaban la terraza con el jardín, lo que menos quería era pasar por el salón para enfrentarse al toda esa gente. No miró a nadie y solo caminó hasta la entrada para pedir el carruaje, sin percatarse de las palabras que su hermano le susurró a Lord Lansdow antes de seguirla.

—Quiero hablar con usted mañana a primera hora.

El viaje hasta su casa en Londres no fue precisamente mejor que el resto de la noche, pues no pudo seguir conteniendo a su familia y todo el trayecto a casa se tuvo que aguantar los mil y un reproches. En realidad no les prestó mucha atención, en parte porque no quería escucharlos y oír algo de lo que no deseaba saber, y por otro lado porque su mente estaba en otro lado, en el beso.

Por mas que lo intentaba no podía sacarse de la cabeza lo que ese simple beso (si se podía calificar como simple) significó ¿Cómo era posible que hubiera disfrutado de algo que venía de alguien a quién detestaba? Y pero aún ¿Cómo no lo había detenido desde el principio, como había permitido que todo llegara tan lejos?. Aunque en el fondo debía admitir que le había gustado, eso no lo podía negar, pero el hecho de que le hubiera gustado el beso no significaba que la persona que se lo había dado le cayera mejor que antes, si era posible le caía peor pues había descubierto en él un nuevo defecto, la arrogancia, esa maldita arrogancia seguramente fue lo que lo impulsó a besarla para demostrarle lo equivocada que estaba cuando le dijo que era frío, y vaya que se lo había demostrado, pero primero muerta antes que admitirlo en voz alta. Sin embargo si tenían que ser justos ella también tenía parte de culpa, en primer lugar nadie la mando a abrir la boca y en segundo lugar tampoco la obligaron a responder al beso como toda una...!Santo cielo! Se moría de vergüenza de solo pensarlo, nunca más podría volver a mirar al marqués a la cara, de eso estaba segura. No obstante, ahora el problema no era ese, ahora el problema consistía en las consecuencias que traería ese arrebato, la ruina social por ejemplo ¿Qué hombre querría casarse ahora con ella creyendo su virtud arruinada?, aunque esa parte no debería importarle mucho, ya que el que fuera el amor de su vida la amaría a pesar de todo y no le importaría esos detalles que en sí no eran ciertos, pues su virtud no estaba arruinada. Ese pensamiento la reconfortó un poco, pero pronto no tardó en deprimirse de nuevo, ¿Cómo se suponía que conocería al amor de su vida si era repudiada en la sociedad? Nadie se le querría acercar, y todos se mantendrían alejados, todos menos los mujeriegos que la creerían una conquista fácil. Definitivamente las cosas no estaba bien y podrían ponerse peor.

Pensó amargamente que Lord Lansdow tenía mas suerte que ella, era hombre y solo por eso se le exoneraría de toda culpa, no importaba que el comportamiento que tuvo fuera todo lo contrario al del caballero que se supone que era ante todos, un caballero intachable, con honor... ¡Honor! ¡Dios santo! No había tomado en cuenta eso hasta ahora, lo había pensado, pero su mente se negada a formular por completo la idea. Lord Lansdow era un hombre de honor y ese honor podría llevarlo a... y si su familia exigía...no, no y ¡No! No daría forma al pensamiento, no quería ni que se cruzara por su cabeza, ya encontraría la forma de arreglar el embrollo en que se había metido, todavía no sabía cómo, pero la encontraría, de alguna forma su vida tendría que solucionarse, tal vez pronto todo se arreglaría, la gente se olvidaría del escándalo, ella podría insertarse nuevamente en la sociedad, encontraría al amor de su vida y tendría su final feliz, sí, las cosas tenían que suceder así, al menos se lo respetaría varias veces hasta convencerse de lo imposible.

—Estás metido en un buen lío— le dijo Brandon a Robert cuando estaban en el despacho.

Después de que la familia Blane se fuera, Brandon le dijo a Robert que lo acompañara a su despacho para hablar un rato y logró gentilmente convencer a Claire de que no los acompañara poniendo como excusa que alguien necesitaba atender a los invitados. Ella había aceptado a regañadientes murmurando un "no es justo" antes de irse.

—Eso parece— respondió Robert.

Brandon no aguantó más y se desplomó en risas. La situación no debería ser graciosa, pero para él lo era, pues por primera vez su amigo, siempre tan calmado y prudente había cometido una ... travesura por decirlo del alguna manera y no una cualquiera, si no una que probablemente lo metería en un buen lío.

—¿En que estabas pensando Robert?

Robert se limitó a encogerse de hombros dándole a entender que no deseaba hablar del tema.

La verdad era que ni él mismo sabía el motivo. Las palabras de la Señorita Blane lo habían provocado, sí, pero él no era dado a perder el control tan fácilmente así que todavía no entendía como pudo hacer lo que hizo, porque el hecho de ser llamado frío por esa mujer lo afectó hasta tal punto. Quizás la respuesta es que siempre quiso besarla, probar esos tentadores labios, pero ¿Quién no deseaba hacerlo?, era una mujer hermosa, y tenía algo que atraía profundamente, pero la parte racional de su cerebro siempre lo mantuvo a raya, sin embargo pareció abandonarlo en esos momentos, dejándolo caer en ese impulso tan primitivo. No se arrepentía del beso ya que lo había disfrutado bastante, pero no estaba seguro de poder decir lo mismo de lo que se avecinaba.

Brandon entendió que su amigo no deseaba comentar el asuntó y decidió finalizar el interrogatorio aunque se muriera de curiosidad.

—Bueno, no creo que Claire te perdone que hayas convertido la fiesta en honor a nuestra hija en un espectáculo— le dijo en tono de broma.

—A toda anfitriona le gusta que hablen de su velada, y créeme se hablará bastante de esta, lo suficiente para que todos quieran asistir a la próxima.

Brandon sonrió.

—Supongo que sí, pero no te garantizo que ella sea de la misma opinión considerando que la afectada es casi como su hermana, no te sorprendas si no te vuelve a dirigir la palabra mas nunca, ni siquiera por cortesía.

Robert volvió a encogerse de hombros y tomó el contenido de la copa que tenía en la mano.

—Me pregunto que te espera ahora— dijo Brandon con la sonrisa que siempre lo caracterizó, vaya que sabía bien lo que podía esperarle.

—Y yo pregunto que tiene de gracioso tiene la situación— respondió de manera seca.

—Oh, pronto verás porque es graciosa— concluyó Brandon acabando el contenido de su copa y sonriendo ante lo que probablemente se avecinaba.

********

El día siguiente llegó con demasiada rapidez para gusto de Kate. Aunque había pasado todo lo que quedaba de la noche preparándose mentalmente para lo que se avecinaba, no estaba lista, no estaba lista para el escándalo que se avecinaba, no estaba lista para afrontar las consecuencias de lo sucedido y definitivamente no estaba lista para ver como todos sus sueños desaparecían por ese simple error.

¡Que decepcionado se sentiría su padre cuando se enterara!. Rogaba a Dios porque no lo supiera todavía, la noticia podría matarlo y ella moriría de culpa si era así. Se había quedado en la casa de campo porque no le gustaba la ciudad, ojala ella también hubiera permanecido allá en vez de venir a Londres para la temporada, siempre lo hacía, pero esa vez quiso cambiar de aires, quiso probar suerte en otra parte, además Claire también venía. Como se arrepentía en ese momento de no haberse quedado en la tranquilidad del campo ¿Pero que iba a saber ella lo que iba a suceder?, no era adivina y mucho menos bruja.

Negando con la cabeza se levantó de cama y se dirigió al espejo para comprobar lo que ya temía. ¡Lucía terrible! Y no solo porque se acababa de levantar, sino porque sus ojo azules eran opacados por las negras sombras bajo sus ojos que demostraban lo poco que había dormido.

Resignándose, se limitó a echarse un poco de agua en la cara, y empezó a vestirse. No necesitaba ayuda, el vestido matutino verde manzana que se iba a poner se abrochaba adelante en el corpiño por lo que podía hacerlo sola. No tenía ganas de ver a nadie, ni siquiera a Anne, el chisme ya debió haberse corrido por toda la casa y no deseaba ver compasión en la cara de su doncella.

Después de colocarse el vestido, cepilló su dorada cabellera y dejó que esta callera como una cascada sobre sus hombros, ya que no tenía pensado salir, no tenía por que recogérselo, además le gustaba mas suelto, su cabello era domable y no tenía necesidad de llevarlo siempre recogido sino fuera porque así lo exigía la sociedad no lo haría, aun que tal vez de ahora en adelante lo llevara suelto a fin y al cabo ya estaba inmersa el un escándalo que mas daba otro.

Salió de su cuarto dispuesta a bajar a desayunar, o almorzar, no sabía que hora era. El sol estaba intenso así que debía ser como la diez u once, no era tan tarde, si podía desayunar, y con suerte sola.

No había llegado todavía a la escalera que la llevaría a la planta baja cuando Anne le interrumpió el paso.

—Que bueno que la veo Señorita—se detuvo a toma aire, estaba agitada, parecía hubiera ido corriendo a buscarla— su hermano esta en el despacho, desea hablar con usted ahora.

—¿No puede ser después de que desayune? —preguntó haciendo un puchero, tenía hambre.

—Me dijo que la fuera a buscar inmediatamente, e incluso me dijo que si estaba dormida que la despertara y la arreglara lo mas rápido posible para que fuera a verlo.

Kate soltó un suspiro muy poco femenino y se dirigió al despacho de su hermano de mala gana. El estómago le reclamaba comida, estaba de mal humor y no creía tolerar una reprimenda mas a esa hora del día y en ese estado.

Cuando por fin llegó a la puerta del estudió, no se molestó ni en tocar la puerta, no estaba de ánimos para formalidades estúpidas.

—¿Qué quieres Andrew? —preguntó mientras entraba— me estoy muriendo de hambre y juró no tengo ganas de escuchar otra reprimenda...— se calló bruscamente cuando se percató de que su hermano no estaba solo.

Lord Lansdow estaba sentado frente al escritorio de su hermano y observaba la escena algo divertido por dentro. La muchacha había entrado como un remolino a la habitación, literalmente, tenía el cabello suelto que se moldeaba a cada uno se sus bruscos movimientos al igual que el vestido, y había empezado a hablar a la defensiva. Se notaba a un kilómetro de distancia que no estaba de muy buen humor, y seguramente saldría de uno peor cuando Sir Andrew le contará lo que había decidido.

—Siéntate Katherine por favor —le pidió haciendo caso omiso a la descortesía de a muchacha indicando la silla al lado de Robert.

Kate caminó inseguramente hacia la silla que para colmo era la que se encontraba al lado del marqués. Estaba segura que se había puesto roja solo de verlo y eso no le gustaba. No se molestó en saludarlo, además, que él estuviera allí no era buena señal, tampoco lo era el que su hermano la mandara a sentar, pues significaba una larga conversación.

Se sentó y evitó a toda costa mirar a Robert para no ponerse peor de lo que estaba, en cambio fijó la vista en Andrew diciéndole silenciosamente con la mirada que se apresurara en decir lo que tuviera.

Después de aclararse la voz Andrew comenzó.

—Como sabrán su comportamiento anoche fue deplorable, inconcebible, y como toda acción trae su consecuencia...

—¡Por el amor de Dios Andrew ve al grano! —lo apuró Kate—pareces un tutor regañando a dos niños que acababan de cometer una travesura.

—Eso no esta muy lejos de la verdad.

—¡Pero ninguno de los dos somos niños, para escuchar una reprimenda! —exclamó exasperada.

Un sonido parecido a una tos interrumpió la conversación. Ambos se giraron hacia Robert.

—Lo siento—se disculpó él—creo que estoy pronto a contraer una gripe.

Kate lo miró extrañada, si no lo conociera hubiera jurado que se estaba riendo y que había intentado ocultarlo con una tos.

—Bueno como venía diciendo...—continuó Andrew—tu reputación quedo arruinada Kate.

—Casi no soy consciente de ello- murmuró Kate en voz baja para que no la escucharan pero al parecer Andrew si lo hizo porque su semblante se endureció mas.

—¡Estoy hablando en serio Katherine! —dijo en tono duro—Hay que buscar una manera de solucionarlo, y hablando con Lord Lansdow hemos llegado a la única solución posible.

Kate palideció. Las cosas no iban bien, definitivamente no iban bien, algo le decía que no le gustaría lo que estaba por escuchar.

—¿Cuál? —preguntó temerosa de la respuesta.

—Te casarás con Lord Lansdow.

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